Cuanto más avanza la tecnología, más son los dispositivos que incorporan los vehículos para decirnos que todo funciona correctamente, como, por ejemplo, el sensor de presión de neumáticos, el testigo MIL o el sensor de temperatura del que hablaremos ahora mismo.
Hablando en términos generales, se suele decir que un vehículo está en su funcionamiento óptimo entre los 90° y 100°. A Esta temperatura, el motor trabajará en un estado óptimo.
El testigo nos indicará si la temperatura del motor está por encima, por debajo o es idónea para funcionar. Normalmente, la aguja se situará en el medio de su calibre si las condiciones son las perfectas.
De no realizar un mantenimiento adecuado de nuestro vehículo puede darse lo que se conoce comúnmente como sobrecalentamiento. Este sobrecalentamiento es cuando la temperatura del motor aumenta y debido a ello se calientan los demás sistemas que hacen que el coche funcione. Algo que puede producir una avería, ya que los componentes no rendirán a la temperatura adecuada, pudiendo dañarse.
Esto puede ocurrir porque alguno de los componentes esté fallando. Algo tan simple como que no haya líquido refrigerante, puede conllevar a un sobrecalentamiento. También puede darse que sean los propios sistemas, los que estén averiados, como el radiador, que exista una fuga en algún punto, o incluso un fallo de motor.
Otro síntoma que produce normalmente sobrecalentamiento es exponer el coche a altas temperaturas, por ejemplo, si circulamos por zonas realmente calurosas durante un largo periodo de tiempo.
Y si el coche sobrecalienta debemos tomar en consideración y detenernos de inmediato, ya que podemos desencadenar averías fatales. Una vez hayamos apagado el coche tendremos que:
No solo puede ocurrir que el motor se sobrecaliente, sino que también podemos encontrar ocasiones en las que no consigue alcanzar la temperatura óptima. Si esto sucede, podrá pasar lo siguiente:
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La inversión ha sido financiada por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.