El acelerador electrónico revolucionó la aceleración en los coches modernos, convirtiéndola en más segura, fiable, eficiente y precisa que cuando existía el acelerador por cable. Desde la red de talleres Nubecar te explicamos qué es y cómo funciona este pedal electrónico.
Si eres un conductor veterano, habrás conducido un coche de los que tenías que apretar los dientes para
girar el volante en parado -porque no tenía dirección asistida- y de los que
funcionaban con un acelerador con cable. Sin embargo, con la evolución de la
tecnología en la automoción ahora quienes mandan y controlan cientos de
parámetros en la actualidad son las centralitas. Entre todos los sensores y
elementos de los que reciben señales, el acelerador electrónico es uno de los
más importantes.
Desde RACE explican que el acelerador electrónico es un pedal pisado por el conductor que, en lugar de accionar un cable que llega hasta el motor, activa una resistencia variable o potenciómetro que emite una señal eléctrica. Esta resistencia, que deja pasar mayor o menor corriente eléctrica en función de la posición del pedal del acelerador electrónico, manda los datos a la centralita para que inyecte la cantidad oportuna de combustible dentro de la cámara de combustión para que se produzca la mezcla más eficiente con el aire.
Era bastante típico que el acelerador antiguo con cable se rompiese alguna vez a lo largo de la vida útil del coche. Además, los vehículos de más antigüedad tenían cierto retraso en la aceleración, sobre todo los que llevaban turbo. El proceso era el siguiente:
Todo este proceso implicaba que la operación de acelerar era algo más brusca y lenta que en la actualidad. Con el acelerador electrónico todo esto ha mejorado: la aceleración es más fiable y segura, la respuesta es más rápida y precisa, y la conducción ahora puede ser más suave y progresiva.
Gracias a que la centralita controla con gran precisión la inyección de combustible en el motor, también se han reducido los gases contaminantes emitidos a la atmósfera. Esto se consigue configurando el acelerador electrónico para que emita una señal u otra a la centralita en función de la velocidad con la que se pisa el acelerador.
Es decir, si pegas un pisotón, la ECU (Unidad de Control Electrónico) entiende que necesitas más potencia y, por tanto, la inyección de carburante va a ser mucho mayor. Sin embargo, si aceleras progresivamente, la unidad de control va a interpretar tu conducción suave y eso se va a traducir en que el coche produce menos gases porque la mezcla es más pobre.
El acelerador electrónico actúa de igual manera tanto para un coche diésel (la centralita gestiona la inyección) como para uno de gasolina (la ECU controla la mariposa de admisión). Incluso el coche eléctrico también lo utiliza, sólo que en lugar de aprovechar el carburante, recurre a la electricidad como fuente de energía, pero el principio de funcionamiento es el mismo: un sistema que mide la posición del acelerador y la velocidad con la que se pisa.
Aunque el acelerador electrónico es una solución más fiable y eficiente que el acelerador por cable, su avería resulta más costosa porque hay que cambiar el pedal completo (pedal + módulo de conexión) en caso de error. Normalmente, se suele estropear porque la resistencia tiene algún tipo de fallo y, como consecuencia, el vehículo empezará a dar tirones o directamente no responderá al acelerador.
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La inversión ha sido financiada por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.